viernes, 12 de marzo de 2010

Llegó Con Tres Heridas

Llegó con tres heridas
la del amor,
la de la muerte,
la de la vida. 

Con tres heridas viene
la de la vida,
la del amor,
la de la muerte.

Con tres heridas yo
la de la vida,
la de la muerte,
la del amor.

Canción Ultima

Pintada, no vacía
pintada está mi casa
del color de las grandes
pasiones y desgracias.

Regresará del llanto
adonde fue llevada
con su desierta mesa,
con su ruinosa cama.

Florecerán los besos
sobre las almohadas.
Y en torno de los cuerpos
elevará la sábana
su intensa enredadera
nocturna, perfumada.

El odio se amortigua
detrás de la ventana.

Dejadme la esperanza.

El Niño Yuntero

Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace, como la herramienta
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta
y un insatisfecho arado. 

Entre estiércol puro y vivo
de vacas trae a la vida
un alma de color de olivo
vieja y ya encallecida.

Empieza a vivir y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Empieza a sentir y siente
la vida como una guerra,
y a dar fatigosamente
en los huesos de la tierra.

Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Trabaja y mientras trabaja
masculinamente serio,
se unge de lluvias y se alhaja
de carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,
y a fuerza de sol, bruñido,
con una ambición de muerte
despedaza un pan reñido.

Cada nuevo día es
más raíz, menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente
para que la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por qué es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena
De dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.

Romancillo De Mayo

Por fin trajo el verde mayo
correhuelas y albahacas
a la entrada de la aldea
y al umbral de las ventanas.

Al verlo venir se han puesto
cintas de amor las guitarras,
celos de amor las clavijas,
las cuerdas lazos de rabia,
y relinchan impacientes
por salir de serenata.

En los templados establos
donde el amor huele a paja,
a honrado estiércol y a leche,
hay un estruendo de vacas
que se enamoran a solas
y a solas rumian y braman.

La cabra cambia de pelo,
cambia la oveja de lana,
cambia de color el lobo
y de raíces la grama.

Son otras las intenciones
y son otras las palabras
en la frente y en la lengua
de la juventud temprana.
Van los asnos suspirando
reciamente por las asnas.
Con luna y aves, las noches
son vidrio de puro claras
las tardes, de puro verdes,
de puro azul, esmeraldas;
plata puras, las auroras
parecen de puro blancas
y las mañanas son miel
de puro y puro doradas.

Campea Mayo amoroso
el amor ronda majadas,
ronda establos y pastores,
ronda puertas, ronda camas,
ronda mozas en el baile
y en aire ronda faldas...

Nanas De La Cebolla

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en luna
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño
nunca despiertes.
Triste llevo la boca
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño el la doble
luna del pecho
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

La Boca

Boca que arrastra mi boca.
Boca que me has arrastrado
boca que vienes de lejos
a iluminarme de rayos.
Alba que das a mis noches
un resplandor rojo y blanco.
Boca poblada de bocas
pájaro lleno de pájaros.
Canción que vuelve las alas
hacia arriba y hacia abajo.
Muerte reducida a besos,
sed de morir despacio,
das a la grama sangrante
dos tremendos aletazos.
El labio de arriba el cielo
y la tierra el otro labio.

Beso que rueda en la sombra
beso que viene rodando
desde el primer cementerio
hasta los últimos astros.

Beso que va a un porvenir
de muchachas y muchachos,
que no dejarán desiertos
ni las calles, ni los campos.

Cuánta boca ya enterrada,
sin boca, desenterramos

Bebo en tu boca por ellos,
brindo en tu boca por tantos
que cayeron sobre el vino
de los amorosos vasos.
Hoy son recuerdos, recuerdos
besos distantes y amargos.

Boca que desenterraste
el amanecer más claro
con tu lengua tres palabras,
tres fuegos has heredado
vida, muerte, amor. Ahí quedan
escritos sobre tus labios.

Para La Libertad

Para la libertad, sangro, lucho, pervivo.

Para la libertad, mis ojos y mis manos
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.

Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas 

Porque donde unas cuencas vacías amanezcan
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.

Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado que retoño
porque aún tengo la vida.